Si viajas a Sri Lanka no querrás perderte la oportunidad de disfrutar de sus playas paradisíacas y nadar en el Océano Índico, ¿verdad?
¿Y si le añadimos un toque cultural y aparte de eso disfrutas también de templos, Budas gigantes, rutas en bici y una pequeña ciudad srilanquesa con toda su esencia local? La cosa se va poniendo más interesante, ¿verdad?
Pues todo esto puedes encontrarlo en Bentota y Aluthgama, dos pequeñas poblaciones que pueden visitarse conjuntamente y que ofrecen esta combinación de ocio playero y cultura local.

Si exploras los templos de la zona te encontrarás lugares como este... ¡sigue leyendo!
Bentota fue nuestro segundo destino en Sri Lanka después de Negombo, y el trayecto se nos hizo más pesado y largo de lo que creíamos.
En teoría, según la información que nos dieron, y también según el señor Google Maps, el traslado entre Negombo y Bentota debería ser de unas 3 o 3,5 horas dependiendo del tráfico… pero a nosotros nos llevó algo más de ¡5 horas! ¿Cómo es posible?
El bus que sale de Negombo llega hasta la estación de Colombo Fort. Y entrar en la capital del país por la mañana es sinónimo de pillar un atasco de narices.A pesar de la poca distancia que teníamos que recorrer, nos llevó 2 horazas bajarnos en Colombo. Las constantes paradas del bus y los frenazos para esquivar a tuk tuks y motoristas suicidas hicieron que el trayecto, además de lento, fuera bastante movidito.
Una vez en Colombo Fort, decidimos acercarnos a la estación de tren, que está bastante cerca. Siempre que puedas, elige viajar en tren en vez de en bus: irás más cómodo, disfrutarás más del paisaje y además sale un poco más barato.
El siguiente tren a Bentota no salía hasta dos horas más tarde, así que mochila al hombro de nuevo y vuelta a la estación de bus, donde enganchamos otro bus que estaba ya saliendo para Bentota.
Si entrar en Colombo fue una odisea, salir de la capital fue un vía crucis: coches, camiones, más buses, tuk tuks… 65 kilómetros y 3 horas más tarde nos bajamos en Bentota, donde casi besamos el suelo de la emoción.
Bentota es una zona costera al lado de Aluthgama, una pequeña ciudad, y ambas poblaciones no podían ser más diferentes entre sí:
- Bentota está llena de guesthouses, hoteles y resorts a pie de playa.

Así luce la playa de Bentota en un día soleado
- Aluthgama es una típica población srilanquesa donde apenas hay infraestructura para turistas.
Así que tienes un 2x1: disfrutas de la playa y de un bañito en el Índico, y después puedes ir a explorar Aluthgama y sus alrededores, que ofrecen mucho al viajero curioso.
Dónde alojarse en Bentota
Con un montón de alojamientos que encontrarás paralelos a la línea de playa, puedes elegir desde macro-resorts para millonarios que llegan en helicóptero (en serio) hasta pequeñas guesthouses con encanto para presupuestos más ajustados, que es la opción que elegimos.
A través de Booking encontramos Okay Goldi Guesthouse, que resultó una muy buena elección, una casa regentada por una familia donde los desayunos en el balcón contemplando la selva serán difíciles de olvidar.



Si tú también usas Booking y quieres 15€ de descuento, sólo tienes que reservar a través de este botón tan simpático:


Déjame que presuma un poco de digital nomad... ¿No harías tú lo mismo?

Desde allí contemplamos uno de los atardeceres más espectaculares de estas latitudes, mientras el sol se ocultaba tras el Océano Índico.

¡Vaya puestas de sol puedes ver desde esta zona del mundo!
La playa de Bentota
La playa de Bentota se extiende a lo largo de 1,5 km. Aunque cuenta con un oleaje fuerte, es mejor opción para bañarse que Beruwela al norte, o Induruwa al sur.

Pasea a lo largo de la playa para relajarte y ver todo tipo de personas
El ambiente es de lo más variopinto, y verás grupos de familias musulmanas cubiertos de pies a cabeza (y digo yo, ¿para qué van a la playa entonces?), vendedores ambulantes, alemanes y holandeses afincados en Sri Lanka (por su pasado colonial), mochileros…
Al pasear por la playa verás una explanada de césped rodeada de árboles donde los adolescentes locales se reúnen para jugar al cricket, el deporte más popular en estas latitudes. Si te quedas mirando un rato es posible que te inviten a jugar, es lo que me pasó a mi ¡menos mal que no hay pruebas de mis bochornosas habilidades en este deporte!

Estos chicos me invitaron a jugar... ¡debería haberme quedado haciendo más fotos!
Si aprendes algo del idioma del país, podrás saludar e interactuar con los locales, que estarán muy agradecidos y encantados de que te hayas tomado la molestia de aprender su lengua. Hasta es posible que te hagan un pequeño regalo...

Una flor y una sonrisa por saludar a este amable lugareño. La gente en Sri Lanka nunca deja de sorprendernos

Las largas tardes se pasan mejor jugando con los amigos
Como tienes pinta de occidental, se te acercarán multitud de vendedores con “ofertas geniales” para hacer tours: avistamiento de ballenas y delfines, safari en barco por el río, salidas en barcas de pesca… las típicas trampas para turistas a precios inflados (para que tengas de referencia, nos ofrecían hacer el river safari por 4000 rupias -27€- cada uno…).

Barco para hacer safaris por el río: caro, falso y falto de emoción
Como no estamos para caer en turistadas, decidimos crear nosotros nuestro propio tour low cost, una opción que te recomiendo ya que ahorrarás un montón y vivirás experiencias mucho más auténticas.
Para ello lo primero que hay que hacer es agenciarse una scooter o una bici. Nosotros alquilamos sendas bicis en una tienda local, donde gracias a nuestras técnicas de expertos en regateo bajamos de 1000 a 400 rupias; no está mal, ¿eh?
Por si quieres tenerla de referencia, te la señalo en el mapa de más abajo.

Con estas flamantes bicis pudimos movernos por Bentota y Aluthgama
Ruta en bici por Bentota y alrededores
Ahora que estás sobre ruedas puedes cruzar el puente y llegar a la población de Aluthgama, donde podrás comer en pequeños restaurantes locales por una fracción de lo que cuesta comer en los escasos restaurantes de Bentota. Así tu dinero se reparte más entre la población local y no sólo entre los 4 restaurantes que hacen su agosto en la zona mejor situada.

Ayuda a la población local consumiendo en sus establecimienntos
Una vez recuperadas las fuerzas, te proponemos pedalear hasta uno de los lugares más llamativos de esta zona que muchos turistas ni siquiera visitan; ¡no saben lo que se pierden!
A poca distancia de Aluthgama se encuentra el templo Kande Viharaya, un complejo religioso del siglo XVIII al que muy recientemente, en 2007, se le añadió un gigantesco Buda de 49 metros. De hecho es uno de los Budas sentados más grandes del mundo.

Casi 50 metros de Buda sobre tu cabeza, imposible no sentirse impresionado
Si prefieres ir en transporte público, olvídate de los listillos de los tuktuks y coge un bus por 13 rupias desde la estación de buses en Aluthgama (te lo marco en el mapa de más abajo), sólo tienes que decir “Kande Viharaya”.

Escaleras de acceso a Kande Viharaya
Cuando te encuentres bajo la sombra del Buda quedarás impresionado por sus colores y su colosal tamaño. Pero no te quedes admirándolo sólo por fuera, ya que igual que un cofre del tesoro, este Buda esconde una sorpresa en su interior:
La estatua hueca alberga un templo de 3 pisos en el que cada pared está decorada con murales de escenas de la vida del fundador del Budismo. Paseando por su interior creerás estar en otro mundo, entre los exóticos y coloridos paneles y el profundo olor a incienso.


En este lugar fue donde vimos a nuestro primer elefante en Sri Lanka, pero lejos de ser un momento de alegría, fue uno amargo y lleno de tristeza.
Encadenado, sin poder moverse y con el sol cayendo a plomo sobre su cabeza, este noble animal ha sido reducido a una mera atracción de feria para que los visitantes se hagan una foto con él. Hasta puedes verle la expresión de tristeza reflejada en sus ojos.


Cargado de cadenas, esto es lo opuesto a un elefante feliz
Como defensores del turismo ecológico y sostenible, nos da una pena enorme ver cómo estos animales sufren por el cochino interés económico de unos pocos.
La próxima vez que te ofrezcan hacerte fotos con un animal salvaje, te pedimos que reflexiones sobre si vale la pena un selfie a cambio de someter a la esclavitud a una criatura viva y con sentimientos.
Nos despedimos del Buda para volver a cruzar el puente sobre el río y explorar más al sur una zona de estrechas carreteras y vegetación selvática. Tomes la ruta que tomes, te encontrarás con casas tradicionales donde los locales están ocupados con sus quehaceres cotidianos y donde los niños correrán a saludarte sonrientes.

Es curioso ver cómo en las casas más grandes y mejor construidas siempre hay aparcado un tuktuk: este vehículo es la mejor manera para ganar dinero en Sri Lanka. Quien tenga uno, se asegura un flujo de dinero constante, y si es de turistas pardillos, ¡mucho mejor!
Te sorprenderá encontrarte en esta zona con preciosos y coloridos templos hindús casi sin señalizar. Nosotros estuvimos en los de Wanawasa Viharaya, Bodhimalu Viharaya y Galapatha Rajamaha Viharaya.

Templo de Wanawasa Viharaya, medio escondido en la selva
En el primero de ellos tuve que ir disparado a la letrina porque las samosas que me había tomado antes estaban cargadas de maldad… ¡vaya apretón, casi no llego!
Los monjes al cuidado de los templos te darán la bienvenida y te explicarán en inglés las dudas que quieras preguntarles sobre cuestiones religiosas o del lugar. La verdad es que todo el mundo parecía genuinamente encantado de vernos, y nadie nos pidió donaciones ni nada por el estilo.


Si tienes suerte podrás ver los monos que saltan de árbol en árbol. Nosotros nos cruzamos con varios lagartos de tamaño respetable a los que hicimos fotos desde una distancia prudencial.

Por si acaso no te acerques demasiado...
Más adelante nos topamos con un par de pescadores que, cuando nos acercamos, nos prestaron una caña y entre risas nos enseñaron a pescar a la manera local. Este es el tipo de experiencias que buscamos y no los tours organizados donde nada es auténtico.

Aunque no pescamos ni un pez, pasamos un rato estupendo
Entre templos, ríos, pantanos, selva y amables lugareños fue avanzando el día y ya era tiempo de regresar.
El último templo en el que nos detuvimos, el de Samudrasannaramaya, me llamó especialmente la atención por estar una iglesia católica y un Buda compartiendo el mismo espacio. Sorprende lo bien que se han integrado estas dos religiones tan diferentes.
Con lo que no contaba era con la manada de perros guardianes/salvajes que en cuanto me vieron empezaron a correr como locos en nuestra dirección. Menos mal que estaba haciendo fotos sobre la bici y nos dio tiempo a salir disparados antes de que nos alcanzaran.

Cristianismo y budismo conviviendo en el mismo espacio. Ojo a los perros, que ya se les ve con malas intenciones...
En otros lugares de Sri Lanka, como Sigiriya, también fuimos casi atacados por perros, te recomiendo que tengas cuidado si caminas solo o de noche. Por lo menos ten a mano un palo, ¡aunque sea el de los selfies!
Como ves, puedes disfrutar de la playa de Bentota y de una ruta cultural por los alrededores de manera muy muy económica, sin caer en las típicas trampas para turistas.

Interactúa con los locales de Bentota para que tu experiencia sea mucho más divertida y enriquecedora
Espero que este artículo te haya despertado las ganas de visitar este lugar de Sri Lanka, por lo menos lo tendrás más fácil después de todas las recomendaciones que acabas de leer.
¿Has estado o tienes planeado visitar este destino? ¿Tienes dudas o quieres aportar algo que no haya mencionado? No te lo calles, te espero en los comentarios...
Mi estancia en Sri Villas ha sido fruto de una colaboración, y mi opinión es sincera y personal ya que valoro mi credibilidad por encima de todo.
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